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Del Folleto del CD

Una de las tristes realidades de nuestros días es que los hombres hacen una profesión de haber nacido de nuevo y después se niegan a dejar sus caminos de vida para seguir a Cristo donde quiere que Él los guíe. En varias ocasiones en los Evangelios, el Señor llamó a las personas diciéndoles: “Sígueme” (Mateo 8:22; 9:9; Marcos 2:14; Lucas 5:27; 9:23). Se registraron gran variedad de respuestas. Jesús le dijo a un joven principal y rico, que vendiera todo lo que tenía, lo diera a los pobres, y luego “ven y sígueme” (Mateo 19:21). Sin embargo, las posesiones del joven rico significaron más para él que la Persona de Cristo. Con una fanfarronería segura de sí misma, otros han dicho que seguirían a Cristo, pero en lugar de ello dan excusas para sus retrasos (Lucas 9:57-62). En contraste, también están aquellos quienes inmediatamente dejaron cualquier cosa que estuviesen haciendo para seguirlo prontamente. La gloria de Su presencia y Su Palabra cautivó sus vidas y llevaron sus corazones a una clara resolución de seguir al Señor (Mateo 4:20, 22; 9:27; Marcos 1:18; 2:14).

Hoy en día, muchos que profesan ser cristianos están esforzándose por mezclar este mandamiento de Cristo con sus propios e independientes deseos carnales para hacer “sus propios negocios”. Ellos proclamaban internamente: “No Cristo, mas Yo”. Es raro encontrar a alguien que verdaderamente abandone todo para seguir al Señor, aun hasta lo último de la Tierra. Los primeros dos discípulos de Cristo, Andrés y Juan comenzaron a seguir al Señor después que Juan el Bautista declaró: “He aquí, el Cordero del Dios”. Del mismo modo, debemos contemplar al Cordero de Dios en toda Su gloria y entonces estaremos dispuestos a seguirlo hasta lo último de nuestros días. Nuestros corazones deben siempre estar proclamando: “No Yo, Mas Cristo”

El arte de la portada de esta grabación de Foundations Ministries fue tomada de una impresión de la colección de arte de Anvil House, del pintor Johann R. Wehle. La obra retrata a los discípulos siguiendo a Cristo a través de un campo de trigo. De acuerdo a las Escrituras, el campo representa al mundo, y el trigo representa a los santos. Al final en el Tiempo Postrero, somos llamados a seguir a Cristo entre el trigo, a escuchar cada una de Sus Palabras, y a anhelar Su llamado final a “Seguirlo” al cielo en un Rapto hacia nuestra morada eterna y celestial.

“Y Le Siguieron”
“Para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

—Dr. H. T. Spence, Presidente

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